
A ver, no nos engañemos, el temita prometía bastante porque la verdad es que la historia de la casa Winchester debía tener su propia película de terror desde hace ya tiempo lo que pasa es y a pesar de contar con la siempre magnífica Helen Mirren en el palpel de Sarah Winchester y de un más que correcto Jason Clarke como partenaire, la historia como película de terror decepciona un poco excepto por los sustitos de rigor que por otra parte resultan demasiado evidentes desmarcándose como un thriller de suspense bastante bien llevado cuyo final es un poco flojo.
El argumento es de lo más peregrino, la sobrina de Sarah Winchester contrata a Jason Clarke que interpreta a un psiquiatra yonqui adicto a los opiáceos y putero a las señoritas de vida alegre que vive traumatizado por la muerte de su esposa de la que se culpa y a resultas de la cuál él mismo estuvo muerto tres minuto, fíjate!!!, un dato este que parece totalmente intrascendente pero que resulta de suma importancia en el devenir de la historia y su desenlace para que vaya a la mansión Winchester y evalúe si la señora Winchester está como una puta cabra demente o no, ya que la pobre señora se dedica a construir habitaciones sin parar en su mansión para albergar, según ella, a todoas las almas en pena de los muertos por armas Winchester, que no eran pocos. Total que el psiquiatra acepta la oferta viendo que se lo puede llevar muerto es un dinero fácil y al llegar a la mansión, efectivamente, comienzan a pasarle cositas raras lo que hace que nuestro libertino psiquiatra empiece a acojonarse acongojarse un poco. En este punto el enfoque gótico utilizando la casa como un personaje más que parece tener en efecto vida propia resulta de lo más satisfactorio en un argumento con altibajos y con un ritmo más bien lento, la ambientación victoriana y la iluminación con velas también ayuda a crear ambiente y tampoco falta el típico niño inquietante al que los espíritus utilizan como correveildile.
El final como digo, parece resultado de una cabriola argumental de un guionista decidido a terminar la historia echando por tierra todo lo bueno que podía ofrecer siendo este el punto más débil de la película. Sólo por ver el trabajo de Helen Mirren y el vestuario ya merece la pena verla. Recomendable