
Decepcionante aunque irreprochable y resulta difícil argumentar esta opinión subjetiva sin incurrir en revelar detalles sobre el argumento así que recurriré al estilo de Otis e intentaré plasmarlo en cinco puntos:
- El tono de la segunda temporada sigue acorde con el de la primera, desenfadado, fresco, un ballet perfectamente ejecutado entre tantas subtramas individuales que se entrelazan junto con ese magnífico toque de humor inglés, la importancia de ser sincer@s, el poder femenino y esa música que siempre acude cuando más se la necesita .
- El Ritmo, obviamente aprovecha la inercia de la brillante primera temporada para introducir durante los primeros capítulos de la segunda la trama de ésta con giros un tanto débiles para presentar a los nuevos personajes y reintroducir a los antiguos y cerrar ciertas historias que quedaban pendientes de la anterior temporada hasta detenerse por efecto de la fricción y tal vez el desdén allá por el episodio cinco volviendo a arrancar con un movimiento rectilíneo uniformemente acelerado hasta tomar velocidad en un progresivo «in crescendo» que desemboca en un final casi kamikaze que te deja pensado «WTF?».
- Los personajes, parece que en el caso de los antiguos todo se soluciona o equilibra de alguna manera excepto con dos y en cuanto a las nuevas incorporaciones, aportan interesantes nuevas subtramas que tienen ciertas consecuencias en el devenir final de la historia. Uno de los personajes se erigirá como el summun de la perfidia, en el paladín de lo maquiavélico, el villano de comic de la siguiente temporada vamos, utilizando un lenguaje más soez, un hijo de puta con todas las letras al que todos odiaremos.
- El final, digamos que si no es lo más decepcionante sí es lo más triste, y te hace pupita. Aunque el de la primera temporada fue aceptablemete abierto y tal vez un tanto cruel, con ese estilo shakespiriano en el que l@s protagonistas gritan » soy un juguete del destino»; el final de esta segunda temporada resulta inaceptablemente abierto y excesivamente cruel, dejando un mensaje más dostoiveskiano del tipo» la vida es dura, cada uno tiene lo que se merece» sobre todo referido a esos dos personajes anteriormente citados.
- Conclusión, esperemos que esta tragicomedia en tres actos mejore con el siguiente, la tercera temporada, en el que al fin se le conceda al ansioso público y a esos dos personajes concretos lo que tanto desean tras este tránsito por el valle de lágrimas que está siendo su historia tras ganar en madurez y experiencia.