Sí, soy un cabrón individuo sin moral o eso es lo que alcancé a comprender cuando una persona que no conozco de nada y que había pedido voluntarios en Twitter para hacer un beteo me puso literalmente a parir en esa red social tras recibir mis observaciones y no estar muy de acuerdo con ellas.

El relato trataba sobre un prisionero en el campo de exterminio de Auschwitz.
Reconozco que mi tono en cuanto a lo que le escribí no fue el más acertado, tal vez demasiado agresivo y directo pero él tampoco estuvo muy elegante escribiendo primero una serie de tweets criticándome ferozmente y después publicando parte de lo que le había escrito.
Nuestro beteado me retrataba aviesamente como un inculto, mediocre y patético personaje con ínfulas intelectualoides (la verdad es que eso absolutamente cierto). Luego Twitter hizo su magia y comenzaron a aparecer comentarios en contra del malvado beteador. El linchamiento había comenzado.
Si me hubiera escrito un correo diciéndome que aunque me agradecía el interés no estaba de acuerdo con mi tono y mis observaciones no me hubiera molestado, era algo voluntario y desinteresado. En vez de eso decidió optar por la pataleta.
Esto fue lo que me encontré:
Lo de las películas para que se documente sí, tal vez me expresase mal, quería decir para fijarse en detalles y la ambientación, lo que me pareció que el texto adolecía más.
Si hay referencias a esas «obras» no las supe captar.
Seguimos para bingo…

Los alemanes de hoy en día entienden y hablan inglés porque lo estudian en el colegio. En los años cuarenta puede que fuera más difícil pero lo que no dice nuestro beteado es que en esa parte del texto está hablando de oficiales a los que se podría suponer cierto nivel cultural. En las notas a pie de página pongo que los alemanes entienden más o menos el inglés aunque no lo hayan estudiado. Esto sí puede ser incorrecto aunque no improbable.
Escribe que yo no CREO que les dieran una hora de ocio al día, cuando en ningún momento le pongo nada de eso en las observaciones.
Si visitas el campo de Dachau, aprovecha y sitúa tu relato en dicho campo según lo que hayas podido averiguar o experimentar con tu visita. Yo no entiendo mucho del tema y no sé si Dachau era similar a Auschwitz.
Luego le respondí y parece que eso lo enfureció más:
Nuestro beteado se engorila y le entra euforia camino Moria decidiendo entonces sacar la artillería pesada. Cuelga a traición parte de lo que le había escrito para más inri alimentando más los comentarios. Aunque tengo que decir que no todos eran degradantes.
Lo que no incluyó fueron las desfavorables, amenazadoras, draconianas y pustulosas notas a pie de página que le escribí y que sin duda me habrían confirmado como el despiadado monstruo que soy. Algunos ejemplos:






Conclusiones más o menos acertadas:
Si pides betas para un relato y no te gusta lo que te indican, por muy brusco o insolente que sea el tono, no lo publiques en tu Twitter para escarnio público. Manda un correo al o la notas y punto, al fin y al cabo esa persona se está tomando el trabajo de leer y opinar sobre algo que has escrito de forma desinteresada.
Si pides betas para que lean tus escritos y que no sean gente que te conozca o de tu familia mentalizate que te pueden indicar o hacer ver cosas que según su criterio no están bien o son corregibles y que a ti te parezca más bien o más mal pero siendo tú el que decide siempre, tú tienes siempre la última palabra al respecto.
Si vas a poner a parir a alguien por un beteo, al menos léete bien lo que te escribe. No inventes cositas.
Si haces un beteo, procura cuidar el tono y ser respetuoso (eso va por mi, por eso no suelo hacerlos) e intenta justificar muy bien todo lo que expones para no dar pie a malentendidos.
Si haces un beteo, pregunta antes al autor/a qué es lo que quiere que le indiques. Nuestro beteado me decía en el correo de presentación: «No te cortes. Señala todo lo que chirríe en comentarios»
