
Otra de esas series de: ¿Qué habría pasado si…?, como The Man in the High Castle, en las que un hecho concreto cambia la línea temporal que conocemos en plan Almanaque deportivo de Biff creando un presente y un futuro distópico. Ese hecho sería que en 1969, no fueron los americanos sino los soviéticos los primeros en llegar a la Luna.
Dos temporadas con lo que parece una tercera en camino en la que se nos presenta una historia alternativa y a mi parecer mucho más interesante que la real.
Tiene todo lo que me gusta en buena serie, una buena historia, la carrera espacial alternativa en medio de la Guerra Fría, personajes carismáticos que se enfrentan a sus demonios y unas veces triunfan sobre ellos pero otras no; unas subtramas que te alejan de la historia principal pero que a la vez te van atrapando sin que te des cuenta aprovechando tanto las circunstancias de los personajes como hechos reales como la misión Apolo-Soyuz, así como una epicidad creíble y un final a la altura.
La segunda temporada quizás disminuya un poco el nivel porque ya se meten totalmente en un futuro distópico y la trama tarda en arrancar perouna vez despega vuelve a conseguir lo mismo que la primera temporada.
La visión que se da del papel de la mujer resulta chocante para la época, años setenta y tal vez no provoque tanto impacto si se observa desde la perspectiva actual pero la gracia de la serie consiste precisamente en eso; plantear si las cisrcunstancias de la carrera espacial hubiesen propiciado la entrada de las mujeres, que las había y tan preparadas como los hombres, en el programa espacial y en los puestos directivos de la Nasa y su impacto en la socieda y su mentalidad.
Una serie muy recomendable tanto para los amantes de la carrera espacial como para los del género distópico.