Upside down the Socks


No era sirena ni me ofrecía su canto. Ni mi corazón o mi pluma podían dedicarle tan siquiera un verso. Sólo era un poeta que se hundía ahogándose en las profundidades. El silencio de su acento bogotense destruyó el despertar, como la sonrisa de un ángel triste, del fuego de ese amor imposible como un gemido en las brumas del tiempo; como la galanura de Jordi Mollá interpretando a un libertino bogotense, como darle la vuelta al calcetín que contiene el Universo.

Escribe un microcuento con: PLUMA – VERSO – ACENTO – DESPERTAR – GALANURA

Jurassic World Dominion. Opinión subjetiva


Algo decepcionado con esta última (hasta el momento) entrega de una saga que empieza a dar claras señales de Residentevilización por esa absurda pero lucrativa costumbre de producir y producir secuelas intrascendentes que juegan con la nostalgia de aquellos chiquilletes y no tan chiquilletes que allá por los noventa vimos Parque Jurásico y nos quedamos picuets.

El principal motivo por el que tenía interés en ver esta pinícula era el de saber al fin el destino de uno de los personajes más carismáticos y desaprovechados de la historia. Aquel niño pre adolescente con ligero sobrepeso, intelectualoide y algo repipi que afirmaba que sin ambajes ante un incrédulo Alan Grant que al él no le daban miedo los velociraptores porque le parecían pavos de dos metros. La historia apócrifa cuenta que años después el chaval puso una empresa de colocación de radiadores en hoteles de la Manga del mar menor rechazando ofertas para ir a supervivientes perdidos en Honduras y protagonizar Daredevil, papel que al fin fue para Ben Affleck. Diré que mi decepción se basa, sobre todo, en el hecho de que este personaje no aparezca en esta historia y por lo tanto su arco vital quede en el limbo aunque sí sale, al fin, un dinosaurio que parece un pavo de dos metros.

Mi desengaño para con la pinícula se basa básicamente en lo anterior sin tener en cuenta su excesiva duración, las absurdas y cargantes subtramas capitalistas-ecológicas y de chlones tanto humanos como de dinosaurios, los descarados y trillados guiños para nostálgicos arrancados de la genial primera parte o «los cierres de arcos» de los personajes de la primera entrega los cuales todos imaginábamos que serían así y por lo tanto resultan innecesarios o ese inefable y envolvente movimiento de pinza del mariscal de campo Zhukov para reunir en un punto determinado las tramas de los personajes Old con las de los New desembocando en un final previsible (porque es el mismo que en Parque Jurásico) y más bien Disney.

Un producto hecho para vender, que vende y nada más. Si hubiera salido el six foot turkey boy hubiera molado más.

Heartbreak Hotel. Opinión subjetiva


La literatura es un orden excéntrico de repeticiones, no de originalidad

Edward Said. Crítico

Tal vez sea cierto y aplicable a muchas de las obras que conocemos como esa de la chica gordita enamorada del cabrón de su jefe que es una repetición de la historia sobre una chica pobre-orgullosa que conoce a un chico rico-con prejuicios pero creo que no es aplicable a ésta. Hay que reconocer que Heartbreak Hotel puede ser la excepción que confirma la regla.

Tal vez sea por su humor socarrón y su carisma o por esa suerte de borrado cognitivo y voluntario al te somete mientras olvidas por un momento la realidad actuando como una lámpara de lava que aún funciona igual de bien que el primer día y sigue manteniendo intacto su hechizo, pero el caso es que la historia tiene algo que te atrapa porque… ¿Qué hay mejor que una noche de solaz y desenfreno en el admirado, exótico y fantástico Heartbreak Hotel?

It´s now or never…

Es Simulator Hotel gilipó

Sinopsis más o menos acertada:

En el Reino unido posterior al brexit la empresa Simulation Corporate con su negocio de la clonación controla de forma totalitaria la vida de los británicos creyéndose por encima del bien y del mal. Hay toque de queda, cámaras de vigilancia, propaganda en los medios de comunicación, privatización, internet restringido, etc. En el mundo real Goliat siempre acaba por aplastar a David hasta llegar a estar tan sólo que podrías morir pero por suerte o por desgracia cuando alguien se encuentra en esa situación algo hace que sea consciente de la cruda realidad y de que todo puede acabar desmoronándose; al fin y al cabo cualquier error se paga sea humano o no. Las grandes cosas tienen comienzos pequeños y un lector retinal que dejó de funcionar puede ser uno de ellos.

Estructura y estilo:

La novela se divide en un prólogo, cincuenta capítulos (que llevan por título una canción de Elvis junto a unos versos de las mismas que suelen darnos una pista de lo que nos vamos a encontrar) y un epílogo. Los capítulos son cortos lo que favorece que el ritmo de lectura sea rápido. Suelen ir cambiando en función de los personajes y las tramas lo que permite mantener el ritmo de la historia y no cansar al lector.

En mi caso las sensaciones que tuve al leer la novela fueron más o menos así:

Hasta el capítulo quince: Aunque supe desde el principio que la historia prometía y que estaba muy bien escrita el hecho de tener que introducir todo ese mundo distópico y los personajes junto a sus motivaciones y conflictos me resultó un poco pesado.

Me cago en mi vida…

En el capítulo quince y dieciséis ya empieza la mandanga porque mete los puntos de giro, suelta los frenos y es un despiporre hasta el final…

Yo así: ¡Hostia puta!

A partir de esos capítulos fue un Non Stop

¡Me meo toa!

Y el final…

El epílogo me cortó un poco el rollo pero entiendo que era necesario para terminar la historia y como dicen los entendidos: «Cerrar los arcos de los personajes».

Rock-A-Hula Baby!

En cuanto al estilo y la estética (La portada de Suspirialand es para hacerse popó), sólo había leído un relato de la autora en la antología Dimensiones ocultas en el que me llamó la atención tanto el nivel de detalle y la calidad de la documentación como su talento para incluir estos datos en la historia sin parecer pedante o recargado junto a una narración muy ágil que resulta disfrutable tanto para alguien que no esté acostumbrado a leer como si no. En esta novela todo lo anterior se repite y se magnifica y la autora nos demuestra su gran talento para manejar una historia que se va complicando con varias subtramas relacionadas entre sí y una gran cantidad de personajes tanto principales como secundarios.

Personajillos:

La autora hace fácil lo difícil creando no sólo una realidad distópica creíble y funcional sino que nos presenta unos personajes casi con alma que parecen poder tener la capacidad de campar a sus anchas dentro de la historia. Con simples detalles, vuelvo a insistir en esto, como un tatuaje o unas gafas es capaz de definir la personalidad y el peso de un personaje aunque sólo aparezca una vez de forma que, como lector, no lo olvidas.

La protagonista, Myra, es una chica de un distrito pobre de Londres cuyas tragedias y problemas familiares unido al hecho de vivir en esa realidad totalitaria y asfixiante hacen que sea casi una heroína Byroniana, un personaje profundamente romántico que me encanta y que hiere como hieren las rosas, no con las espinas sino con esa especie de belleza trágica que se llama melancolía.

«Cansada de pensar que lleva una vida de mierda, en una ciudad de mierda, en un país de mierda dominado por una corporación de mierda» Cap. 10

«Su piel está curtida por el daño y las cicatrices que no se ven, pero que permanecen intactas bajo la epidermis» Cap.25

«Una chica tiene que hacer lo que tiene que hacer» Cap. 39

Entorno a Myra se nos presentan su grupo de amigas, entre las que se encuentra una tal Isabella Bennet (¿Será por cierta chica pobre-orgullosa de una famosa novela?) que a pesar de ser un personaje secundario tiene un enorme peso en la historia además de derrochar carisma.

El grupo de los «dioses» y aquí tengo que decir el porqué me recordó a Blade Runner, porque esos Ingenieros de la memoria junto con el Gran Arquitecto me recuerdan al señor Tyrrell y a J.F Sebastian, a Gaff, etc…

En este grupo encontramos a un ingeniero llamado John Holland que debido a «circunstancias» decide hacer «algo» para cambiar las cosas. Es como el Prometeo de la historia.

Un tal Elvis Aaron, artista de Memphis y clon que se nos presenta, y esto tiene mucho valor tratándose de un personaje histórico y es algo que le da mucha originalidad a la historia, no como el macarra sensible con sonrisa de fakker como todos nos podríamos imaginar sino como un ser humano que es algo más que un hombre consumido por su propio mito. Yo no sé cómo era Elvis Presley en realidad pero tal como nos lo presenta la autora en esta historia es una auténtica genialidad porque me lo creo con los ojos cerrados, es como si ella sí lo conociera y lo estuviese compartiendo con nosotros y eso también tiene mucho mérito.

«A veces uno sólo necesita saberse querido para sentirse un poco mejor y creo que a ti nadie te ha cuidado en mucho tiempo» Cap.37

Aquí hay que hablar también de otros clones de personajes famosos e históricos que aparecen y aportan entre otras cosas, un toque en plan Los visitantes no nacieron ayer que resulta muy refrescante.

El detalle

Ya hablé de la originalidad, el ritmo y de los personajes ahora lo haré sobre algo muy importante y que seguramente pase desapercibido. No sé si esta insistencia mía en resaltar el nivel de detalle que presenta la novela puede ser tomada como una suerte de pedorreta de beodo, una especie de largo y flatulento estremecimiento como el que las personas incívicas sin mucho disimulo suelen expulsar en el transporte público que sólo molesta sin importarle a nadie, el caso es que el nivel de detalle es impresionante. Desde los nombres de calles, casas, parques o incluso marcas de cerveza y programas de televisión británicos (llega a decir una noticia de un partido de criquet) a las referencias tanto a películas (a mí me recuerda mucho a Blade Runner mezclado con Charlie y la fábrica de chocolate) y a series (Altered Carbon y Westworld) como a libros (1984) así como la forma que tiene de “revivir” a ciertos personajes históricos y que denota un trabajo de documentación bastante importante.

La forma que tiene de mostrarnos esa realidad distópica tan orweliana dominada por Simco, sus Credicorps (la viruta), la SBC (antigua BBC, como rece Tv o telahínco pero mucho más descarado), los alimentos de consumo básico, los Presicos (productos premium), el Memorium, los ingenierios de la memoria, etc.

Resulta impresionante y le añade un plus a la historia, le da aún más alma y personalidad.

Conclusión discutible:

Ocurre raras veces, pero ocurre, que el genio del torrente se desborda y puedes disfrutar de joyitas como Heartbreak Hotel. Ocurre raras veces, pero ocurre que surge como una pequeña luz capaz de imponerse y proclamar (en plan François-Marie Arouet) sin ánimo de equivocarse y siempre con su obra en la mano: «Mi nombre empieza conmigo, el vuestro termina con vos».

Madmoiselle Vega, nous ne sommes pas dignes

Micro


La vitalidad está preñada de optimismo y de silencios pero no hay esperanza a pesar de que todo es azul soy sensible a la alquimia de los sentidos. Nadie habla y caigo en esa pereza trágica que se llama melancolía. Desesperadamente consciente de mí misma, desesperadamente sexy.

Escribe tu micro en cincopalabras.com: ESPERANZA – SEXI – AZUL – OPTIMISMO – VITALIDAD

A vitalidade está preñada de otimismo y de silencios pero non hai esperanza a pesares de que todo é azul son sensible á alquimia dos sentidos. Ninguén fala e caio nesa pereza tráxica que se chama melancolía. Desesperadamente consciente de min mesma, desesperadamente sexy.

12 hombres sin piedad


Dicen que la gente pequeña charla acerca de la gente, la gente común habla de las cosas, y las grandes personas hablan de ideas. Lo mismo puede decirse de las películas. “Doce Hombres sin piedad” es una de estas últimas. Ambientada en EE.UU en los años 50, en plena «caza de brujas», un período histórico ominoso para los estadounidenses en el cuál la paranoia anticomunista llegó a extremos casi esperpénticos lo que la hace una película con cierto trasfondo e incluso con «recado» sobre la integridad  de los valores frente al fanatismo más acérrimo por medio de una sencillas palabras ·»duda razonable», tiene lugar durante la deliberación en un juicio por homicidio en primer grado.

Argumento:

Transcurre en la sala de deliberación, exceptuando el prólogo, en la sala del juicio y el final, a la salida de los juzgados. Un  grupo de 12 hombres que conforman un jurado popular se retiran a reflexionar sobre lo que parece un sencillo y claro caso de asesinato que no parece que les vaya a llevar mucho tiempo. Deberán decidir acerca de la culpabilidad o la inocencia de un joven de dieciocho años y de origen marginal que presuntamente había asesinado a su padre con una navaja tras una fuerte discusión. Todas las pruebas presentadas en el juicio parecen indicar su culpabilidad. Un vecino anciano que vivía en el piso de abajo afirmó haber visto salir al muchacho corriendo por las escaleras justo después de escucharlo gritar  a su padre “Te mataré”. Otra vecina que vivía al otro lado de la calle afirmó haber visto a través de las dos últimas ventanas del tren elevado que pasaba enfrente del piso del joven cómo éste asestaba al padre el golpe fatal. Los policías que lo interrogaron tras volver a casa horas después afirmaron que el chico estaba muy alterado y que no recordaba qué película había visto ni qué actores trabajaban en ella así como que en algún momento de la noche había perdido o se le había sustraído la navaja con la que supuestamente asesinó a su padre.

Cada uno de los miembros del jurado muestra un rol en el grupo y un determinado perfil para la negociación, que irá cambiando a lo largo del tiempo conforme se analice en profundidad las pruebas del juicio. Se dirigen a ellos por su número de miembro del jurado, o bien por su profesión despersonalizándose, podríamos destacar a un miembro que resulta ser débil e influenciable, dos que son implacables y seguros de sí mismos aunque uno resulta mucho más razonable que el otro; otro que le resulta indiferente y no para de bromear porque quiere marcharse cuanto antes a ver un partido de béisbol; otro que tiene prejuicios personales contra las personas de origen humilde y marginal; otro que realiza un papel conciliador y uno que presenta argumentos que rebaten todas las pruebas clave anteriormente citadas y que va consiguiendo hacer cambiar de opinión al resto de miembros del jurado durante las sucesivas cinco votaciones.

Otro elemento a tener en cuenta en el argumento es la influencia del factor ambiental que actúa como un personaje más ya  sea el bochornoso calor inicial que produce irritabilidad e impaciencia, y la tormenta posterior que aumenta la sensación de encierro al cerrar todas las ventanas y marca el punto de inflexión en el que todos los miembros del jurado alcanzan el mismo veredicto.

Su fotografía se caracteriza por esos primeros planos de los protagonistas mostrando su estado de tensión.

Existe también una estupenda versión española  del Estudio 1,  en esta ocasión dirigida por Gustavo Pérez Puig, y también con un reparto espléndido: Jesús Puente, Pedro Osinaga, José Bódalo, Luis Prendes, Manuel Alexandre, Antonio Casal, Sancho Gracia, José María Rodero, Carlos Lemos, Ismael Merlo, Fernando Delgado y  Rafael Alonso.

Personajes:

Jurado nº1, “El presidente”. Hombre de entre 30 y 40 años, asistente del entrenador del fútbol americano de instituto. Una persona de perfil razonable, cooperativo, transigente y conciliador. Juega el papel de moderador entre los presentes y muestra cierto grado de neutralidad, en el sentido de no influir sobre la votación del resto. De igual forma, está abierto a escuchar sugerencias a favor de un debate más democrático.

Jurado nº2, “El banquero pusilánime”. Hombre de entre 25 y 35 años débil y sin convicción. Su criterio es titubeante, bajo la influencia de otros miembros más fuertes. Sin embargo, el análisis del caso hará reflexionar y a aceptar el hecho de tener una duda razonable.

Jurado nº3, “El implacable”. Hombre de entre 40 y 50 años propietario de una empresa de mensajería. Es el jurado más agresivo y seguro de sí mismo. Los sentimientos negativos de odio y rencor fruto de sus frustraciones personales ejercerán una gran influencia sobre su toma de decisiónes. Ello provoca que el jurado Nº 3 acepte ciegamente las pruebas desde un enfoque pasional y no racional, hasta el extremo de intentar agredir a otros miembros del jurado tanto física como psicológicamente.

Jurado Nº4, “El corredor de bolsa”. Entre los 30 y 40 años. Otro de los miembros más implacables del grupo, presenta un perfil similar al del jurado Nº 3 aunque más razonable. Su frialdad y falta de empatía se evidencian ya que es el único al que no parece afectarle el sofocante calor de la sala ya que no se saca la chaqueta, ni suda y casi siempre permanece sentado en su sitio. Sus intervenciones son razonadas basándose en las pruebas dadas y por ello es escuchado y respetado por el resto de miembros del jurado. La principal diferencia con el jurado Nº3 es que pese a que permanece decidido a emitir un veredicto culpable durante la mayor parte del proceso, cuando le exponen un argumento lo suficientemente contundente como para provocarle una duda razonable no tiene inconveniente en cambiar su voto y aceptar que estaba equivocado.

Jurado Nº5. “el que se abstiene” Hombre de entre 30 y 40 años de origen marginal que se siente identificado en cierta forma con el acusado. Es seguidor de un equipo de béisbol por lo que es motivo de mofa por parte del jurado Nº 7. Ofrece una explicación a cómo debió de ser apuñalado el padre del chico si de verdad lo hubiese hecho el hijo ya que al haber visto muchas peleas de navajas en su barrio sabe cómo atacaría alguien que estuviera acostumbrado a manejar armas blancas, cosa que convence a más miembros del jurado en la quinta votación. Un individuo pobre de espíritu, triste.

Jurado nº6, “El pintor”. Hombre de entre 35 y 40 años. Comienza convencido sobre la culpabilidad del acusado pero acaba cambiando su voto en la cuarta votación. Tiene algún enfrentamiento con el jurado nº 3 al que amenaza con agredirlo por dirigirse al jurado anciano de forma irrespetuosa.

Jurado nº7, “ Fanfarrón”. Hombre de entre 35 y 40 años. Muestra total indiferencia por el resultado de la deliberación y tan sólo le interesa acabar pronto para irse a un partido de béisbol. Suele bromear con comentarios de mal gusto y molestar a algunos miembros del jurado con su actitud. Parece ser uno de los que más acusa el calor de la sala llegando a ausentarse sin permiso para refrescarse en el lavabo. Recibe la reprimenda de otro miembro del jurado por su falta de interés y convicción en una de las últimas votaciones. Su veredicto es superficial, sin reflexión, deja que los otros decidan votando lo mismo que la mayoría.

Jurado nº8. Hombre de unos 50 años. Arquitecto. Se muestra disconforme con la culpabilidad del acusado desde el principio y sin pretender llamar la atención o influenciar de algún modo en el resto de miembros del jurado comienza a exponer votación tras votación una serie de argumentaciones que desmontan en parte las pruebas en un principio “irrefutables” acerca de la culpabilidad del chico haciendo que las duda razonable sea posible y que muchos de los miembros del jurado cambien su voto. Es el que más responsabilidad demuestra con la decisión que conlleva su nombramiento como jurado y no duda en llamar la atención a otros compañeros por su actitud relajada, sus bromas o su inflexibilidad.

Jurado nº9.- Anciano de entre 70 y 80 años, a pesar de parecer el miembro menos válido del jurado presenta unas capacidades de observación muy aguzadas advirtiendo detalles en los testigos principales que otros miembros del jurado dejaron pasar inadvertidos. La cojera del vecino anciano o las marcas en la nariz de la testigo ocular por ejemplo que hacen que el corredor de bolsa cambie su voto.

Jurado nº10 “el prejuicioso”. Hombre de unos 60 años que muestra una actitud hostil acerca del acusado por el mero hecho de ser de origen marginal. Actúa como lo haría un ignorante atacando de forma infundada aquello que teme o que no entiende afirmando que todos los de la clase de acusado son gentuza y que está en su naturaleza mentir, robar y asesinar. Su voluntad de votar por la culpabilidad del chico permanece inquebrantable hasta que en la última votación se descubre con sus absurdos argumentos y el resto del jurado le da la espalda como mostrando su desprecio y su validez.

Jurado nº11 “el relojero”. Hombre de unos 45 años. Meticuloso y consciente de su responsabilidad lo demuestra tomando notas de los testimonios de los miembros del jurado; haciendo propuestas en base a ello para ser debatidas y mostrándose conciliador cuando se produce una pelea.

Jurado nº12, “ El publicista”. Hombre de unos 35 años. Similar al perfil del “vendedor” aunque muestra algo más de interés y respeto. Se muestra indeciso e influenciable llegando a cambiar en algún momento su opinión con respecto al voto por presiones del jurado Nº3.

Todos ellos tendrán que enfrentarse a su prejuicios, sus interese y situaciones personales así como la presión de la sociedad y la influencia de otros miembros del jurado; dejando de lado sus apariencias y profesiones conformando un microcosmos social  que les llevará mediante la reflexión y el diálogo a considerar la presunción de inocencia y el empleo de la duda razonable como herramientas de la razón para comprender la verdad.