En uno de mis viajes a Irlanda para estudiar túmulos megalíticos, me vi sorprendido por una repentina tormenta que desembocó en una situación increíble. Los miembros de mi equipo se desperdigaron en un bosque cercano y yo me vi de pronto sólo entre los árboles. Decidí sentarme y esperar a que parase la zarracina cuando escuché una voz preguntándome muy ufana: «¿Ya has descansado lo suficiente o vas seguir sentado en mi cara?
Sorprendido, miré hacia abajo y vi un enorme ojo dorado que pestañeaba impasible. Sin poder entender nada empecé a llorar y aquella voz rió estentóreamente. Se llamaba Kyi y era un espíritu de la naturaleza que cobraba forma de gigante humana para canalizar su magia. Había tenido que huir de la tierra de Breogán debido a que un Leprechaun llamado Pablo, la stalkeaba y le dejaba mensajes obscenos en el Tinder. «Algo sórdido» afirmó, pero se ofreció a sacarme de aquel bosque que estaba gobernado por una peligrosa Ni Marbh[1]. Kyi me metió en su escote no sin antes rociarme con unos extraños polvos similares a pajaritos de plata para protegerme y llevarme a un lugar seguro.
Al dejar de llover salió el sol de forma que todo me pareció un sueño. Nunca supe si Kyi me había salvado de la tormenta o si todo fue cosa de una alucinación provocada por mi afición a inhalar éter. Cuando me reuní con mi equipo se extrañaron de que estuviera cubierto de purpurina.
[1] Neamh Mairbh, ser perteneciente a la mitología celta de naturaleza vampírica. En la película Byzantium (2012) se los cita.
Más una versión que una adaptación de la novela, las dos anteriores adaptaciones de la novela de Remarque resultaban más fieles a la misma pero estaban lastradas por las limitaciones técnicas. Esta última versión pese a obviar el papel del cabo Himmelstoff y resultar mucho más implícita en cuanto a mostrar los hechos que salen en la novela haciéndolo de forma desordenada o modificada( el «ciclo de la guerra» que empieza con el soldado Heinrich, continúa con Paul recibiendo el uniforme remendado de éste y termina con otro soldado bisoño que recoge las chapas de los muertos con la guerra ya terminada dando la sensación de que aunque la guerra haya acabado, el ciclo no; la “generación de hierro”, los ataúdes preparados para después del ataque, las ratas que se comen el pan de los soldados de los nuevos reemplazos, preferir las palas a las bayonetas, los ataques de terror de las trincheras, la bisoñez, beberse el agua de refrigerar las ametralladoras, parar un ataque para comerse la comida del enemigo, los cadáveres rosados por el gas de los soldados inexpertos que se quitaron las máscaras demasiado pronto o matar a un soldado enemigo en tierra de nadie y a continuación querer curarlo como algunos ejemplos) ofrece un auténtico derroche visual y suma algo que no aparece en las anteriores versiones.
Esa visión panteística de de que aunque las guerras se suceden, la naturaleza siempre prevalece sobre la estupidez humana así como el implacable rodillo de la maquinaria de guerra con esos tres acordes que se repiten continuamente junto a otros hechos que también se repiten para enfatizar el absurdo de la guerra y su inutilidad así como también enfatizar el hecho de que la Primera Guerra Mundial fue un conflicto brutal en el que no sólo se mataba industrialmente a distancia con las ametralladoreas, lanzallamas, tanques y la artillería sino que también se hacía cara a cara con armas medievales como mazos o las propias palas de trinchera.
También incluye el papel de la diplomacia (magnífico Daniel Brühl) y los altos mandos para terminar el conflicto y su incompetencia a la hora de zanjarlo ya que en vez de acordar un alto el fuego inmediato, ambas partes estuvieron varios días perdiendo el tiempo y para más inri, cuando firmaron el armisticio en la madrugada del once de noviembre, éste no entró en vigor hasta las once de la mañana con lo que se siguieron perdiendo vidas hasta casi el último minuto (como fue el caso del estadounidense Henry Gunther que fue el último soldado en morir de la guerra por el disparo de un francotirador alemán demasiado celoso de cumplir con su deber cuando sólo faltaba un minuto para las once de la mañana).
Visualmente tal vez sea la mejor película bélica que haya visto y argumentalmente es la mejor película antibélica que haya visto porque, como digje, refleja todos los puntos importantes y significativos de la novela añadiendo otros como las imágenes de la naturaleza para cambiar las escenas, los tres acordes en descendente que marcan los puntos de giro de la trama y los útimos quince minutos de la peleícula que están narrados en tiempo real.
Aunque sea larga procuren no perdérsela o revisiónenla si tienen la oportunidad.
Nos acurrucamos en nosotros mismos y con los ojos muy abiertos contemplamos la noche internándonos en la tiniebla lóbrega, casi opaca, hasta que ya no podemos orientarnos. Todo resulta sumamente misterioso y carente de interés.
«No, la grandeza no nació para morir sino para ser perenne»
Canto al amor
«Frente a los demás es posible procurarse seguridad, pero en lo tocante a la muerte todos los seres humanos habitamos una ciudad indefensa»
Epicuro
El género de ficción histórica resulta muy interesante para fabular sobre hechos que ocurrieron realmente pero que la niebla de la propia historia se encargó de cubrir con su manto. Muertes famosas y truculentas como las del Papa Paulo II, el presidente Kennedy o la del rey Sancho II de Castilla, caso que nos ocupa, son un caldo de cultivo perfecto para que una pluma talentosa desarrolle una trama que instruya a la vez que entretenga.
El Aviso:
La autora empieza fuerte con un aviso a navegantes que me permito transcribir literalmente en el que previene al osado lector sobre el contenido con que se va a topar en la historia:
«En este libro se reproduce una asesinato a sangre fría, pues la trama se desarrolla con el trasfondo de una guerra. Además contiene sexo explícito. La autora no se responsabiliza de posibles sofocos que puedan producirse si continúas leyendo»
Tras esto, cualquier persona cabal estaría prevenida contra ese “sexo explícito” así como esos “sofocos” (yo me atrevería a añadir también poluciones) que va a sufrir casi como si de porno duro japonés se tratase lo que le hace lanzarse de cabeza a la lectura movido por la curiosidad.
Sinopsis más o menos acertada:
En el año de gracia de mil setenta y dos Alfonso VI de León esta exiliado y su hermano Sancho II de Castilla se corona rey de León ansiando unificar todos los reinos que pertenecieron a su padre y abuelo. Sólo su hermana Doña Urraca de Zamora se interpone entre él y la gloria en una historia de muerte, amor prohibido, griñones, almenas, tahalíes, traición, conspiración, sofocos, (puede que poluciones) y por supuesto erótico resultado.
«Mueve entonces el melocotón entre los dedos y lame el zumo que discurre por su meñique antes de volver a mordisquear la fruta, sin apartar as pupilas de las femeninas. A su vez la infanta se lleva a los labios una cereza. Se ayuda con el anular para llevarla dentro y la succiona con delicadeza, absorbiendo en el proceso la punta del dedo, dejando al descubierto, por unos segundos, la rosada lengua sobresaliendo con ligereza entre los dientes»
Contexto histórico:
La autora continúa la estructura de la novelette presentándonos el contexto histórico de la misma puesto que ese sapere aude o “cuñadismo” de la mayoría de nosotros, pese a abarcar grandes áreas del conocimiento que nos permiten divagar de todo sin saber realmente de nada desde la Batalla de la Termópilas hasta porqué moja el agua con cierta solvencia, nos ofrece la oportunidad de refrescar esos conocimientos que sin duda todos teníamos ya pero no sacábamos a colación para no hacer quedar mal a nuestros interlocutores.
El caso es que en el siglo XI andaban a hostias en un totum revolutum de tres pares y cuando aparecía un líder que podía unificar y pacificar el chiringuito como fue el caso de Sancho III de Navarra y a continuación su hijo Fernando I de Castilla la fortuna tenía a bien que se encontrasen con la parca de forma que sus posesiones las heredase su descendencia, como es de ley. Lo malo es que, al ocurrir esto, se volvía a desestabilizar el cotarro y los herederos volvían a hostiarse entre ellos para hacerse con todo el pastel.
Tengo calocha…
En esas se encontraban por el año de gracia de mil setenta y dos cuando Sancho II el fuerte de Castilla se proclama rey de León tras vencer previamente a sus hermanos García, rey de Galicia, (que al parecer era un poco panoli) y Alfonso VI, emperador y rey de León (siendo éstos hijos y nietos de Sancho III y Fernando I respectivamente) quedando sus hermanas, Doña Urraca de Zamora y Doña Elvira de Toro, guardianas de prebendas, rentas y lugares fronterizos clave (a condición de que no se casaran) que el ávido Sancho II ansiaba.
Mentira cochina
Empiezan entonces los meses del sitio de Zamora, la bien cercada, después de que el rey Sancho II le dijera a su hermana Urraca: «Dáme Zamora» y esta le contestase de forma lacónica y bragada puesto que era digna hija de su padre: «No». Luego siguió una trifulca entre hermanos en la que el rey afirmó: «¡Tu puta madre!» y la señora de Zamora replicó muy ufana: «¡Tu puta madre tú!» (esto es fabulado obviamente) y así tuvo lugar el sitio de Zamora cuyo fin comenzó el cinco de octubre del año de gracia mil setenta y dos cuando, al parecer, el rey Sancho II el fuerte fue asesinado mientras hacía popó.
Así se narra en la Primera Crónica General de España R. Menéndez Pidal:
“Se antojó al rey descender a la ribera del Duero a andar por allí solazándose y llevaba en la mano un venablo pequeño dorado como solían hacer los suyos entonces y se lo entregó a Vellido Dolfos que se lo tuviese mientras el se apartaba hacer aquello que la naturaleza pide y que ningún hombre puede evitar. Y Vellido Dolfos se fue para él y cuando lo vio en postura le lanzó el venablo que le entró por la espalda y le salió por el pecho”
De estilo, personajes y estructura:
¿Cimbreamos en una lujuriosa y suave danza?
No sólo nos encontraremos en esta historia una fértil y hormigueante cornucopia de túneles, fluídos y sofocos, también está la fábula en sí. No debe ser fácil manejar en un género de este tipo unos personajes que si bien existieron realmente están condicionados al propio relato que se nos presenta por eso el trabajo de documentación debió de ser agotador porque tanto éstos, véase Doña Urraca, Vellido Dolfos, un tal Rodrigo Díaz de Vivar, Diego Ordóñez de Lara o el mimo Sancho II; como la ambientación (uso de objetos reales como el cáliz de Doña Urraca, el lenguaje, vocabulario, las expresiones o el vestuario) nos permiten, al leer, verlos con la imaginación por un agujerito como si realmente estuviéramos en el siglo XI. El amor apasionado y prohibido entre Doña Urraca y Vellido desde la proclamación de Sancho II a su muerte en el sitio de Zamora, período que ocupa la historia (de enero a octubre de mil setenta y dos) y en la que se estructura la novela aunque sepamos, como en películas del tipo Braveheart o la reciente Emily, que lo que se nos cuenta es una fabulación, un Y si... que juega con la historia oficial de forma que no podemos más que deleitarnos con ello y agradecer a su autora.
Cáliz de Doña Urraca
Conclusión discutible:
Una fábula lúcida y vibrante que nos permitirá expandir nuestro punto de vista sobre un episodio de la historia entre lúbricas travesuras (ríete tú de lo de Paulo II). Pese a que Canto al amor es una novela breve, su contenido nos hará disfrutar, entre sofocos, como si fuera una novela mucho más larga mostrándonos que, de alguna manera lo impuro no es amar, el pecado es renunciar a querer y dejarse languidecer viendo la vida pasar así como que la traición no es tal si se hace por amor ya sea a tu ciudad, tu gente o tu pareja. Es un canto a la libertad, a la lealtad y la esperanza. Un canto al amor que recomiendo.
Gracias María por dejarme leerte again! y como siempre te digo cada vez que te reseño…
«El hombre primitivo no quiere morir. El revolucionario acepta la muerte»
El vuelo de la monarca. Capítulo XLVIII
«¡Ese árbol solitario! Un ser vivo. Creció demasiado lento como para decaer; demasiado espléndido como para ser destruido»
Tejos. W. Woodsworth
La ficción nos invita a escenarios estrambóticos. Esa es una de las cosas que le pedimos que haga para no tener que pensar en ellos como reales. El vuelo de la monarca nos invita a un viaje en el que la ficción y la realidad se mezclan tan magistralmente que una simple historia se convierte en una narración magnífica y cautivadora. Así que ahora, repartámonos el Imperio de Alejandro…
Adéntrense en la historia…
Sinopsis más o menos acertada:
A medidados del siglo XXI el cambio climático era una realidad tan palpable que no había pan ni agua pero sí pantallas planas y baños con mecanismo de limpieza automático. La mayoría de la gente tenía fe ciega en un sistema que satisfacía sus necesidades básicas y les daba un flujo de distracción constante en un mundo degradado. La tecnología energética, la industria bioquímica y la ingeniería genética conformaban la élite que controlaba el sistema y en medio de todo ello una joven estudiante de bioquímica sin recursos ni orientación empezó a preguntarse si quería llegar a la verdad o solo ansiaba denunciar la hipocresía. Era como una de esas mariposas en peligro de extinción que sólo cuentan con sus poderosas alas y su inteligencia. ¿Qué iba a lograr? ¿Qué podría hacer una simple mariposa en aquel mundo sin esperanza? Empezar el viaje… VOLAR
Estructura , estilo y personajes:
La novela se divide en tres partes y un epílogo con capítulos muy largos o muy cortos. La autora va construyendo muy inteligentemente intercalando personajes, ambientación con un ritmo pausado. Me recuerda al estilo de Dostoievsky en los Demonios, a Balzac en las Ilusiones perdidas y a Almudena Grandes. Escritores que mueven unas historias enormes con gran cantidad de personajes y situaciones con mensaje y reflexiones pero que en algunos momentos suelen tender a la divagación y a cierto estancamiento.
Es una novela muy bien escrita, con una documentación impresionante (se nota que sabes de lo que hablas) con unos personajes muy bien delineados que requiere un nivel de escritura bastante alto.
El peso de la historia lo lleva Eli y también su hermana Sam aunque en menor medida como contrapunto de forma que entorno a ellas están el resto de personajes como en un sistema Heliocéntrico en el que cuanto más cerca estás de la protagonista más importancia tienes en la historia y cuanto más lejos menos. Una de la muchas virtudes que tiene esta novela es que pese a la gran cantidad de personajes que se presentan y que hay uno o dos principales, todos están muy bien trazados aunque sólo se los cite una vez en toda la trama lo que llena de alguna forma lo que el ritmo de la historia no es capaz.
Ciencia ficción realista(Panem et circenses distópico):
(Aviso de Spoiler aquí)
Un concepto un poco contradictorio pero creo que acertado porque aunque ocurre dentro de cincuenta años, cuenta la realidad cruda de los personajes tal cuál sería y como norma. la realidad suele superar a la ficción. Nos presenta un mundo devastado por el cambio climático con una estación helada de lluvias e incandescente de período seco y una suerte de círculo vicioso en una sociedad en la que el 40% de la población está desempleada recibiendo un subsidio exiguo del gobierno y es alimentada de calidad inferior (supermaná) lo que hace que se entregue a travesías virtuales como vía de escape con una droga que lo hace más realista, el viadélum. Droga que utiliza el sistema para embotar la mente de la gente y así tenerla controlada y que no se revele contra ese cinismo opresivo de Centros de detención de inmigrantes; la gente rica se modificaba genéticamente para ser más alta y más bella, los influencers eran vendedores de productos para la masa que fometaban el consumismo absurdo y esa abstración de la realidad climática y social. Es muy “folletinesca”.
La «Barrera semántica»
Con esto me refiero a las diferencias tanto en el uso de palabras como de expresiones entre el español latinoamericano y el «castellano» peninsular puede resultar complicado o dar lugar a la confusión pero en este caso las palabras que utiliza la autora son perfectamente compresibles por el contexto y resulta muy gratificante conocerlas.
Ejemplos: Azafates (bandejas), feriado (festivo), tomar (beber), coordinar un taxi (llamar un taxi), recién se levantaba (Recién levantada), lastimando (hiriendo), represa (presa), los lentes (las gafas), venir a la casa (venir a casa), chequear (comprobar)
Conclusión discutible:
Es una novela que refleja con gran brillantez ese futuro distópico sin ese toque orwelliano de otras novelas como 1984 o películas como Hijos de los hombres sino que se orienta más a un existencialismo algo pesimista que podría esperarnos dentro de cincuenta años con unos personajes que parecen vivir dentro de la historia consiguiendo que te identifiques con unos y que detestes a otros. El único pero que le encuentro es que en general resulta bastante lenta y eso puede arredrar a aquellos lectores acostumbrados a «lo fácil», ya que es una novela que te hace pensar y esforzarte por seguirla.
Tal vez El vuelo de la monarca no presente la típica estructura de búsqueda, viaje, vencer al monstruo y regreso; o al menos no de una forma explícita ni un ritmo que haga que la historia te atrape, te persiga o te enganche pero la autora lo presenta con una voz tan única y una fuerza tan poderosa que nos hace pensar lo único que importa es hacer la pregunta correcta teniendo el valor de llegar hasta el final. Es un error pensar que no tenemos derecho a soñar.
1- +18 (Contenido adulto, contenido sexual, homoerótico y alusión a tener calocha, algo de drogas también).
2- Violencia explicita (contenido sangriento, violencia verbal contra enanos).
3- Violencia sexual (abusos, violación o menciones).
4- Suicidio de un oficial romulano (o tal vez mención implícita).
A pesar de que todo nos conduce al aburrimiento, la obesidad y la falta de objetivos; la realidad no es más que la oscilación entre el determinismo y la contingencia. Lo aprendí la noche en la que conocí al conde mientras me encontraba en un gran estado de estrés tras haber decidido meterme a estudiar derecho y aceptado que un pie gigante acabaría por aplastarme además de comprometerme a participar en un reto de escritura creativa junto a los mayores talentos literarios de mi generación. No era sencillo ser una persona de baja estatura, persona acondroplásica si preferís, o «enano puto» como me llamaba todo el mundo, Nerd de El Señor de los Anillos y Star Wars o Trek que pretendía encontrar inspiración para escribir una historia en la que se mezclase, sin caer en estereotipos ni excesivos plagios, la versión de un villano de cuento (no necesariamente homoerótico pero sí recomendable) con una deidad entre humanos y una historia sobre reencarnación.
Aquella noche era una más en el Tech Noir, mala música electrónica y subnopop, alcohol barato y peleas que terminaban en tiroteos con uzis de nueve milímetros. Me sentía como Frodo en Torech Ungol y nada más llegar pude observar la concurrencia habitual con la que solía alternar en la barra. Auri Lizundia que discutía vehementemente con Raúl y Flipe sobre temas hermenéuticos y antropolokos. Un oficial romulano y terrorista multidisplinar, que afirmó bastante harto con ese acento melancólico de toda persona disgustada por la vida que el típico cuñao de turno, le hiciera el chiste (diciendo: «pero siempre desde el cariño eh» y esta expresión era el auténtico cuñadismo): «¡Ah!, ¿tú que eres, romulano?… Pues agárramela con la mano».
«Oyes Flipe, chato… Si la sociología es la hermana fea del derecho, ¿qué es la antropolgía en esa ecuación?…»
Un polo de fresa con trastorno esquizoide hebefrénico que no hablaba demasiado pero cuando lo hacía exponía la premisa del Hipólito de Eurípides según la cuál, el libertinaje de Teseo era responsable del ascetismo del hijo contribuyendo a desencadenar la tragedia que los aniquilaba a todos y un simio autista con sobrepeso (un primate en el espectro con un índice de masa corporal superior a la media si preferís) que, en ocasiones afirmaba haberse reencarnado tras una apoteósis inusitada, en el dios Matshishkapeu aunque yo siempre sospeché que lo que padecía era un serio e incontrolado problema de aerofagia. Era en aquellas circunstancias cuando me encomendaba a dicha deidad hecha simio con más denuedo puesto que según tenía entendido, la inspiración era un gas intestinal que por error subía hasta el cerebro y ahí se quedaba.
Tech Noir aquella noche…
Cuando me acomodé en mi sitio habitual para pedir un ruso blanco, aunque al final acabara pidiendo un mezcal, en un taburete de patas altas al que tenía que pedir ayuda para subir en una esquina de la barra fue cuando lo conocí. Me dio la terrorífica impresión que sentía al ver el anuncio de Gucci de Jared Leto unida a ese temor infantil que se experimenta por la noche cuando se tiene que recorrer un pasillo a oscuras para levantarse a hacer un pis. Se trataba de un hombre enjuto de edad indeterminada y parecía tomarse un brandy Alexander. Se ofreció amablemente a ayudarme mientras me agarraba con más entusiasmo del que me gustaría y me olía el pelo con profundas aspiraciones. Me dijo que era un conde transilvano que acababa de llegar a la ciudad en un buque llamado Démeter.
Aquel hombre resultó tener una conversación interesante, según pude saber, yo le recordaba a cuando conoció a Lewis Carrol y a James Mattew Barrie en un club de caballeros de Londres mientras relataban sus experiencias jugando al «Ay que te pillo» con enanos mayores de edad que parecían niños de entre seis y diez años que con sus manitas rechonchas y enormes corazones los reconfortaban con ingentes cantidades de amor; también me confesó que su película favorita era Top Gun y que había trabajado como asesor de Brad Pitt en Entrevista con el vampiro.
Tras unos instantes de desconcierto por mi parte en los que lo miré con la incredulidad de un apoplégico, el viejo conde afirmó en medio de una carcajada cruel, seca e hiriente que su «negro» o escritor fantasma si preferís llamado Jonathan Harker había terminado, después de más de quince revisiones, el primer borrador de una neo–novelette experimental, no lineal de ochocientas páginas que pretendía ser un retelling de la pinículaA Ghost Story titulado: A Yugo Story escrita en inclusiver; una atípica variedad del lenguaje inclusivo en el que todas las terminaciones inpendientemente del género o la categoría gramatical de las palabras terminaban en «e» para no ofender o discriminar a ningún colectivo y así curarse en salud.
Por lo que pude deducir mientras ojeaba el borrador y el viejo conde me explicaba la sinopsis me recordó bastante a una obra de culto del género fantástico-juvenil titulada Rebelión Roja tanto por su originalidad, su homoerotismo así como por su gran cantidad de errores ortotipográficos en el que un Yugo modelo cuarenta y cinco permanecía eones aparcado en el mismo sitio cuan máquina del tiempo orweliana siendo testigo mudo de las numerosas reencarnaciones, punzadas, estornudos, errores de dicción, hilarantes pérdidas de equilibrio, lapsos de memoria, inhalación de éter y cambios socieconómicos que tenían lugar terminando en un climax previamente anunciado el veintinueve de agosto del año dos mil veintinueve con la toma de consciencia de Skynet.
Yugo-45
En aquel momento de estupor y temblores fui consciente del escaso talento de aquel adorable conde transilvano que sólo aspiraba a la autopublicación y me di cuenta de estar escuchando La calocha, famosa tonada que solían poner en el Tech a aquellas horas. Me recordaba, guardando las distancias y sin ese toque de sutil elegancia que provocaba tantos sofocos, a la magna obra literaria de ficción histórica Canto al amor, que acababa de terminar de leer aunque me resistía a imaginar a Doña Urraca teniendo calocha. Justo en aquel instante se produjo el suceso que marcaría la noche e inspiraría al fin estas líneas. El repentino tiroteo entre lo que parecía un Cyberdine Systems modelo 101 con un sargento de la resistencia perteneciente al batallón Nº 132 que protegía a una chica con cardado Cyndy Lauper mientras le decía: «Come with me if you wanna play ay que te pillo».
A ver cómo acaba esta mierda…
Las balas silbaban a mi alrededor y en menos de de lo que el simio autista con sobrepeso (primate en el espectro con un índice de masa corporal superior a la media si preferís) de la barra tardaba en liberar una ventosidad mal disimulada el viejo conde transilvano saltó de su asiento con la intención de protegerme con su cuerpo al mismo tiempo que ponía en práctica sin mucho disimulo aquello que me había explicado sobre jugar al ay que te pillo. Recuerdo que en el fragor del tiroteo mientras el viejo conde transilvano me protegía, e incluso yo diría que acabó metiéndome la puntica y todo acababa con homoerótico resultado, tuve una suerte de revelación; algún tipo de epifanía que provocó un estallido mental en mil impulsos disonantes. Nadie salió herido, como en El equipo A, por cierto.
¡Qué final!
En aquel momento me sentí renacer como si me hubiera reencarnado en una versión mucho menos mediocre de mí mismo y decidí que ya no me metería a estudiar derecho y escribiría aquel relato sin mucho entusiasmo ni esfuerzo en una vana tentativa de salir de la ciénaga de degradación en la que me iba hundiendo día a día. Así que, llegué a la cándida conclusión de que un instante puede hacerte consciente como a Skynet de la realidad en la que un pie gigante acabará aplastándote o que ésta no es más que un camino de entropía, decadencia y a un final inevitable. Buscad la inspiración, tal vez no resuelva nada pero lo empieza todo.