En uno de mis viajes a Irlanda para estudiar túmulos megalíticos, me vi sorprendido por una repentina tormenta que desembocó en una situación increíble. Los miembros de mi equipo se desperdigaron en un bosque cercano y yo me vi de pronto sólo entre los árboles. Decidí sentarme y esperar a que parase la zarracina cuando escuché una voz preguntándome muy ufana: «¿Ya has descansado lo suficiente o vas seguir sentado en mi cara?
Sorprendido, miré hacia abajo y vi un enorme ojo dorado que pestañeaba impasible. Sin poder entender nada empecé a llorar y aquella voz rió estentóreamente. Se llamaba Kyi y era un espíritu de la naturaleza que cobraba forma de gigante humana para canalizar su magia. Había tenido que huir de la tierra de Breogán debido a que un Leprechaun llamado Pablo, la stalkeaba y le dejaba mensajes obscenos en el Tinder. «Algo sórdido» afirmó, pero se ofreció a sacarme de aquel bosque que estaba gobernado por una peligrosa Ni Marbh[1]. Kyi me metió en su escote no sin antes rociarme con unos extraños polvos similares a pajaritos de plata para protegerme y llevarme a un lugar seguro.
Al dejar de llover salió el sol de forma que todo me pareció un sueño. Nunca supe si Kyi me había salvado de la tormenta o si todo fue cosa de una alucinación provocada por mi afición a inhalar éter. Cuando me reuní con mi equipo se extrañaron de que estuviera cubierto de purpurina.
[1] Neamh Mairbh, ser perteneciente a la mitología celta de naturaleza vampírica. En la película Byzantium (2012) se los cita.
Buenas tardes
Me alegro mucho de que hayas hecho el microrrelato relacionado con mi relato. Me ha gustado el aire cómico que le das.
Puedo asegurar que Kyi existe, que no ha sido una alucinación causada por el éter, y que eso de la purpurina sería propio de ella.
Un saludo.
Juanl
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Pensé que te habías sentado sobre la cara de un anano racializado, que suena un tanto sórdido (la palabra «racializado», no el sentarse sobre el rostro de un hermoso anano, que no tiene por qué ser malo si ambos están de acuerdo y luego el anano no te echa en cara cosas que no vienen a cuento), y ya iba a solicitarte cierta información, pero no, finalmente fue cosa de la mitología.
Y la foto también es buena cosa, aunque por alguna razón ya la había visto unas cuantas veces antes.
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